Historia de mi vida: mis inicios - una gran pena

Siempre he pensado que mi vida ha sido taaaan particular, que daría para escribir un libro.
Creo que en este blog comenzaré con los borradores de un libro que no sé si algún día llegue a escribir, pero que al menos tendré de recuerdo (porque cada día que pasa estoy más desmemoriada).

Nací en una familia formada por padre y madre, de férreas ideas religiosas, donde el matrimonio es hasta la muerte (y si no más allá), cueste lo que cueste. Mis padres aún vivos, siguen casados.
Soy la menor de 4 hermanos: 2 hombres, luego 1 mujer y finalmente yo. Nací de 6 meses, sí, así cuenta mi mamá, en la ciudad más al norte de Chile: Arica. Con un clima bastante cálido debe de haberme marcado mucho, porque hoy en día recién a los 30° C me estoy templando, con menos temperatura sufro de frío extremo.

El único hermano de mi papá es sacerdote, así que por este lado no tengo primos, pero mi mamá tiene 15 hermanos más. Mi abuelo paterno se casó joven, tuvo 4 hijos y con el 4to la señora falleció en el parto; se casó nuevamente, tuvo 4 hijos y con el 4to la señora falleció en el parto; se caso por 3ra vez, tuvo 6 hijos, y luego de 6 años tuvo un 7mo (mi mamá) y al año siguiente otro más (o sea 8 con la tercera mujer, mi abuela). Cuando mi mamá nació, sus 6 hermanastros mayores ya habían muerto, en la época que fallecian hasta por gripes, dejando sobrinos que son bastante mayores que ella.... y por la diferencia de edad de mi mamá con sus hermanos, yo tengo sobrinos que son bastante mayores que yo (de la edad de mi mamá). Obviamente no reconozco a todos, aunque tratamos de juntarnos en los matrimonios y eventos importantes, pero sólo consigo recordar los nombres de los tíos y primos de los 7 hermanos de sangre materna de mi mamá.

Desde pequeña me caractericé por ser hiperkinética, súper regalona (aunque yo diría que no tanto de mis papás), matea.... era insegura. Tenía una amiga, mi mejor amiga, desde kinder hasta 8vo básico.... solíamos hacer todo juntas, no podía estudiar sin ella al punto que le lloraba a su mamá para que le diese permiso de ir a mi casa a estudiar (porque generalmente mis papás dejaban que fuesen amigos a la casa, pero no nos dejaban salir casi nunca a casa de ellos). Eramos inseparables, hasta el minuto en que nos empezó a gustar el mismo niño.... y entonces ella murió.
Literalmente murió. Un viernes, cruzando la calle Colón en Santiago, cerca de lo que antes era una rotonda, a eso de las 8 de la noche de un viernes 27 de septiembre de 1985, ella no vio un auto sin luces que venía de la rotonda, y entonces al titubear si volver o avanzar, el auto la agarró por las piernas y la lanzó lejos, golpeando su cabeza contra el borde de cemento de la vereda de la calle.... quedó inconsciente, a tan sólo 1 cuadra de su casa.

Ella era la menor de 4 hermanos, los otros 3 eran hombres y el que le seguía hacía arriba era 6 años mayor que ella. O sea, era el conchito, el pilón. Su mamá era profesora de biología de niños de nuestra edad en otro colegio, su papá era administrativo de nuestro colegio.

Me avisaron amigos que mi amiga estaba internada en la Clínica en estado de coma, y que estaban pidiendo que fuésemos todos a rezar con los papás. Le avisaron a mi mamá sus amigas, mamás de mis amigas.... y sin embargo mi mamá consideró que podía ser muy fuerte para mi, y con un simple "te deben de estar tomando el pelo, cómo se te ocurre que te voy a llevar a la Clínica", no me dejó ir. Yo tenía 13 años, y en mi casa eran súper estrictos, no nos daban mucho permiso para salir y además diría yo que nos controlaban no dándonos mesada, de modo que tampoco teníamos cómo salir.

Estuve viernes, sábado y domingo sufriendo, sola, porque mi mamá al parecer creía que si no se hablaba del tema, este no existía, así que hicieron el fin de semana como si nada hubiese ocurrido y nadie hubiese llamado.

Llegó el lunes. Mi curso se reunió en la capilla del colegio para rezar. En un momento de desesperación salgo de la capilla para tomar aire y tratar de gritar a solas, y entonces me encuentro con 2 compañeras de curso de mi hermana, quienes tratan de consolarme. En esto llega una tercera compañera de ellas y a modo de pregunta dice: "supieron?, tu amiga ya cagó, ya está muerta".... Dios, no pude hablar, sólo pensaba en cómo podía existir gente con el alma tan fría como para hablar de ese modo de un ser que acaba de morir, cómo podía darme una noticia de ese modo sabiendo que éramos tan amigas, cómo podía ser que yo no hubiese estado el fin de semana con ella, rezando.... corrí hasta la capilla y encontré a mi profesor jefe en la puerta esperando que la profesora que estaba al frente de todos mis compañeros diera la señal para poder él dar la noticia. Agarré a mi profesor de su camisa con las 2 manos, por el pecho, y con la fuerza de mi ira lo alcé del suelo gritándole que me dijera si era verdad lo que había escuchado, si era verdad que ya no volvería a ver a mi amiga con vida.... y la respuesta fue: "Sí, es verdad".

Estaba desesperada, desesperada de no saber qué hacer, cómo solucionar "este problema" (a veces soy muy racional o me escudo en ello), estaba demasiado angustiada pensando en mi mente de niña, que por yo no haber estado en la cadena de oración, por haber sido yo la única que había faltado, ella, mi amiga no se había salvado. Había sido yo la culpable de que no se cumpliese el milagro, yo por no haber completado la cadena de oración, yo por no haber mandado a todos a la mierda y haberme ido aunque fuese a dedo a la clínica, yo porque no le había tomado la mano y gritado con todas mis fuerzas que por favor no se fuese, que luchase.

Corrí a un teléfono y llamé a mi mamá: "Acaban de avisar que mi amiga, la Peque, falleció. Tú que no le creías a nadie, a ninguno de los que llamó diciendo que estaba grave, ¿les crees ahora? ¿estás contenta?. Adiós" y le corté el teléfono. Obviamente llegó al rato al colegio y lo único que quería era abrazarme, y aunque no lo crean, quería impedir que estuviese en el velatorio y en la misa "para que no sufriera".... creo que nunca odié tanto a mi mamá como en esos momentos, odiar que me abrazace, tan sólo que me tocase, odiarla por no dejarme estar con mi amiga.
Por supuesto que estuve acompañándola todo el tiempo hasta que la enterraron, gritando por un milagro hasta que su ataúd bajó hasta las tierras profundas, llorando y pidiendo perdón por no haberla salvado con un rezo más ese fin de semana, llorando porque me quedaba sola en un mundo que no había sido hecho para no estar con ella, en un mundo para el cual yo no estaba preparada para estar sin ella.

Fueron 7 largos años los que viví engañándome acerca de la partida de la Peque. Solía pensar que estaba de viaje, que ya regresaría, soñaba día y noche con ella, de forma muy real... hasta que un día amanecí con el convencimiento de que no volvería, y lloré y lloré a más no poder, como nunca me lo había permitido.

Me costó volver a hacer grandes amigas por temor a perderlas nuevamente. Aprendí a estudiar absolutamente sola. Me volví un poco más introvertida (aunque no por mucho tiempo) y me alejé de mi mamá. Que pena. Creo que, como siempre le digo a mi marido, "las mujeres perdonan, pero no olvidan". Tengo una excelente relación con mi mamá, y la quiero mucho, pero no logro comprender como el sentido de protección de una madre puede llegar a enceguecerla tanto al punto de no darse cuenta de que le hace más daño al hijo.

Bueno, el pasado, pasado es. Aún recuerdo constantemente a la Peque, sueño seguido con ella, felices las dos, y despierto preguntándome qué habría sido de ella, cómo sería nuestra amistad ahora. En general, el hombre suele resaltar las cosas buenas de los muertos y minimizar lo malo. Supongo que yo fui igual, y la Peque fue y será lo mejor de mi niñez.