lunes, agosto 07, 2006

En suelo chileno... de allegada

Esta llegada a mi tierra, mi Chile, ha sido realmente con aterrizaje forzoso.
No he tenido ni un minuto para mirar mis correos, menos de escribir.

El viaje con 3 bebés, 1 infante y 1 pequeña niña fue agotador. Las azafatas de Aeroméxico fueron pesadas como nunca. De las 3 cunas que nos habían prometido (porque teníamos up-grades, tarjeta dorada, club premier, etc), sólo nos dieron una, porque una se la dieron a otro bebé y la otra iba delante de un señor que se negó a cambiarse de lugar ni a llevar la cuna delante de él: "yo ya tengo este lugar y no me pienso cambiar. Que lleven la guagua en brazos, no es mi problema". Estaba que lo mataba de rabia por antipático, antisocial y engreído.
Obviamente, además, no subieron comida para las niñas (tuve que picar la comida de adultos), no subieron colados para bebés (menos mal llevaba una mochila con 20 colados para el viaje, para los 3 bebés, "por si acaso").

Al llegar al aeropuerto fue locura también bajarse del avión con 4 maletas de mano, 1 bolso-pañalera tamaño trilizos (gigante), 1 mochila, 2 coches dobles y los 5 niños.... e ir a buscar la 11 maletas. La gente nos miraba como locos... no, más bien me miraban como con compasión. Al bajarse del avión me deseaban "suerte" y me felicitaban por lo bien portados de todos mis hijos (no molestaron casi nada).

La llegada a casa de mis papás fue otra locura: subirnos repartidos en 4 autos con 5 sillas prestadas por amigos para la travesía aeropuerto-casa, armar 4 cunas prestadas para los menores y una cama para la mayor, todas las cosas en maletas, la empleada que mi mamá me había contratado 2 semanas antes no llegó, contraté enfermera con una agencia dada la urgencia, pero duró 2 días y la despedí por mala (no se la podía ni con un sólo bebé y había que vigilar cómo hacía las cosas). Ya han pasado como 5 enfermeras de la agencia y aún no logro estabilidad.

Mi marido aún está acostumbrándose al nuevo trabajo, las distancias, el tráfico, la "demasiada cercania de la familia". Mis amigas me llaman y no tengo tiempo ni de devolverles el llamado.
El container que hacia México se demoró 35 días en llegar (hace casi 4 años), resulta que ahora me avisan que hacia Chile se demorará solo 15 días en llegar al aeropuerto chileno... y yo aún no tengo las llaves de mi casa nueva ni le he hecho todos los arreglos que necesita.

Para colmo, extraño a mis amigas de México, sobre todo a una. Creí que los lazos de amistad que había hecho eran importantes, pero no tan fuertes... pero nos acompañamos en nuestros embarazos, en los partos, en ver crecer a nuestros hijos, sus primeros pasos, sus primeras palabras. Conversábamos acerca del crecimiento de los niños, nuestros problemas matrimoniales, nuestras dudas de la vida, el matrimonio, los hombres, la amistad. Conversábamos y nos acompañábamos día a día... y día a día la quise más. Me escribió algo muy lindo que luego publicó en su blog: "Adios Amiga"... me hizo llorar.


Me estaré volviendo loca? Creo que me operaron de los nervios en alguna pestañeada que me mandé.
Espero no volver a cambiarme de casa ni de país en un buen tiempo más. Espero estar pronto en mi casita, organizada y más relajada. Espero tener tiempo para escribir, pensar e ir al baño tranquilamente. Espero conseguir nana, auxiliar de párvulo y tener un pedacito de mi vida nuevamente.
¿Esperaré mucho? Espero que no.